Por Franco Cerutti
### El TSE, las visas y el circo diplomático
(por don Pepito “El Chiquitico”, cronista oficial del Bar La Sele, Alajuelita)
Ayer, en el Bar La Sele, mientras don Chalo servía la enésima cerveza Imperial a crédito (“págame cuando te den la visa, compa”), entró don Roderico, el de la camisa de cuadros que parece mantel de fonda, con El Diario de Hoy abierto en la página tres. Leyó en voz alta, como quien recita el Padre Nuestro en la misa de gallo:
«Expresidentes de Costa Rica salen en defensa del Tribunal Supremo de Elecciones ante críticas internacionales».
Silencio total. Hasta el ventilador de techo pareció detenerse para escuchar.
Don Chalo, que tiene un doctorado en ron Cañita y otro en conspiraciones de WhatsApp, soltó la perla:
«O sea que ahora los gringos nos quitan la visa a los magistrados y a la vicepresidenta del Congreso… ¿porque votaron mal o porque votaron bien? Yo ya no entiendo nada».
Doña Mary, que lleva cincuenta años sirviendo casados y nunca ha necesitado visa para nada, levantó la ceja izquierda (la que funciona, la derecha está paralizada desde que vio el precio del aguacate):
«Lo que pasa es que los gringos creen que aquí todavía usamos piedra de moler para contar votos. ¡Si vieran el sistema del TSE! Ese servidor parece la nave de Star Trek, pero con Windows XP y un abanico de computadora de los noventa para que no se queme».
En eso entró don Filemón, el taxista pirata que dice haber llevado a Laura Chinchilla al aeropuerto “el día que se fue para siempre”. Se acomodó en la barra como si fuera el Papa en el balcón de San Pedro y decretó:
«Miren, muchá, esto es puro show. Los gringos quitan visa porque sí, como quien quita el canal 7 cuando pasan las novelas venezolanas. ¿Pruebas? ¡Ja! Aquí las pruebas son como los buses de la ruta San José-Cartago a las cinco de la tarde: nadie las ve, pero todos juran que existen».
Don Roderico, que es progre los lunes, chavista los miércoles y libertario los viernes (depende del trago), pidió la palabra agitando el periódico:
«¡Es que un congresista gringo dijo que el magistrado tal tiene nexos con no sé qué cartel! ¿Y quién es ese congresista? ¡Uno que ni siquiera sabe dónde queda Costa Rica! Seguro cree que estamos entre México y Panamá… ¡y que Panamá es una marca de sombreros!»
Se armó la discusión típica. Don Chalo defendía que todo era un complot sionista-mason-narcoliberal. Doña Mary decía que lo único que importaba era que le subieran el marchamo. Y el Mudo, que nunca habla, levantó la mano y escribió en una servilleta: «¿Y si mejor le quitamos la visa a los gringos a ver cómo les va sin venir a Jacó?».
En eso llegó la noticia bomba: los expresidentes (todos, hasta los que ya nadie recuerda cómo se llaman) sacaron un comunicado “sereno pero firme” pidiendo “respeto a las instituciones”. Don Filemón leyó el titular y soltó:
«¡Sereno pero firme! Eso es como cuando tu mujer te dice “nada, todo bien” y tú sabes que estás a dos palabras de dormir en el sofá».
Total que el Bar La Sele terminó aplaudiendo de pie. No por los expresidentes, no por el TSE, no por las visas. Aplaudieron porque, por primera vez en años, Costa Rica vuelve a ser noticia internacional por algo que no sea un video de un perezoso cruzando la carretera.
Don Chalo cerró la noche con una frase para la historia, mientras limpiaba la barra con un trapo que tiene más años que la democracia misma:
«Mirá, al final da igual. Si los gringos nos quitan la visa, nos quedamos aquí tranquilos, tomando cerveza fría y viendo cómo se hunde el mundo. Y si nos la devuelven… bueno, siempre podemos perderla otra vez. Total, Disney ya está muy caro».
Y todos brindamos. Porque en Costa Rica, muchá, la política es como el fútbol: nadie entiende nada, todos opinan, y al final siempre perdemos… pero con estilo.

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