Por Franco Cerutti

La epidemia de la falta de arrepentimiento: ¡El legado eterno de las estupideces escritas!
En el maravilloso mundo de las redes sociales y los comentarios en línea, hay una enfermedad contagiosa que se propaga a una velocidad alarmante. Esta enfermedad no distingue entre jóvenes y viejos, ricos y pobres, inteligentes y tontos. Estoy hablando de la falta de arrepentimiento por las estupideces que se escriben. ¡Y déjenme decirles, amigos míos, que esta epidemia está aquí para quedarse!
Hace mucho tiempo, cuando alguien decía algo estúpido o hacía un comentario fuera de lugar, había cierta expectativa de que se disculparía o se retractaría. Era como una especie de decoro social que mantenía un equilibrio frágil pero necesario. Sin embargo, en la era de los hashtags y los memes virales, parece que la capacidad de arrepentirse se ha evaporado en el éter de la Internet.
La falta de arrepentimiento se ha convertido en un deporte extremo en línea. Las personas escriben cosas sin sentido, insultan a los demás y difunden teorías de conspiración sin siquiera pestañear. Y en lugar de disculparse, se aferran a sus palabras como si fueran los trofeos más preciados. Es como si estuvieran compitiendo por el premio al «Comentario más estúpido del año» y no tienen la menor intención de rendirse.
¿Pero quiénes son estos intrépidos guerreros de la estupidez? Son aquellos que se sienten tan seguros detrás de sus pantallas que pierden todo sentido común. Se convierten en una especie de Hulk digital, donde su ego se infla hasta niveles estratosféricos y se sienten invencibles. Creen que pueden escribir cualquier cosa y escapar sin consecuencias. ¡Pobres almas ingenuas!
La falta de arrepentimiento se ha convertido en una enfermedad social crónica. Ha creado un mundo en el que todos tienen una opinión y la proclaman sin cesar, sin importar cuán absurda o hiriente sea. Y cuando alguien intenta señalarles su error, ellos sacan sus espadas retóricas y luchan con todas sus fuerzas para defender su honor (aunque tengan muy poco que defender).
Pero, ¿por qué no se arrepienten? Bueno, hay muchas teorías al respecto. Algunos creen que es la adrenalina que obtienen de la confrontación en línea. Otros piensan que es una forma de escapar de sus propios problemas personales, refugiándose detrás de un escudo de palabras descabelladas. Y hay quienes simplemente son demasiado testarudos para admitir que están equivocados.
Sea cual sea la razón, lo cierto es que la falta de arrepentimiento por las estupideces escritas está aquí para quedarse. Y aunque puede ser desalentador ver cómo se propagan las tonterías en línea sin consecuencias reales, también es una fuente inagotable de humor y entretenimiento. Después de todo, ¿qué sería de nosotros sin esos comentarios ridículos que nos hacen reír a carcajadas?
Así que, mis amigos, la próxima vez que se encuentren con alguien que se niega a arrepentirse por una estupidez escrita, no se desesperen. Solo siéntense, relájense y disfruten del espectáculo. Ríanse con ganas y recuerden que, en el vasto y loco mundo de Internet, la risa es la mejor medicina para combatir la epidemia de la falta de arrepentimiento.