Por Franco Cerutti
En el increíble mundo de las relaciones de pareja, hay un fenómeno que ha dejado perplejos a los científicos, ha dividido opiniones y ha alimentado debates interminables: la teoría de que las mujeres siempre tienen razón y los hombres siempre se equivocan. ¡Sí, amigos y amigas, estamos hablando de la batalla de los sexos, donde el sentido común y la lógica son eclipsados por el poder femenino!
Desde tiempos inmemoriales, los hombres han sido víctimas de la tiranía de la infalibilidad femenina. Es como si hubiera un interruptor mágico en el cerebro de las mujeres que les otorga un acceso directo al conocimiento supremo, mientras que a los hombres solo les queda lamentarse de su destino trágico y torpe. Las mujeres son las guardianas de la verdad, y los hombres, pobres almas desvalidas, solo pueden esperar a ser iluminados por su sabiduría.
La situación es tal que los hombres se enfrentan a una realidad abrumadora: su incapacidad para tomar decisiones acertadas. Desde elegir el color de las cortinas hasta planificar unas vacaciones, los hombres están destinados a fallar una y otra vez. Pero no nos engañemos, queridos amigos, ¡esto es solo el comienzo!
Imagínate a una pareja en el supermercado. El hombre, con su confianza ficticia, decide comprar los cereales equivocados. ¡Error! La mujer lo señala con una mirada de desaprobación, y en cuestión de segundos, el hombre se da cuenta de su estúpida elección. ¿Cómo pudo haberse equivocado? ¡Es inconcebible! Las mujeres, por otro lado, no solo están bendecidas con una intuición sobrenatural, sino que también son portadoras de una memoria prodigiosa capaz de recordar cada error, cada palabra mal pronunciada y cada fecha olvidada.
El verdadero poder de la infalibilidad femenina se manifiesta en las discusiones. ¿Alguna vez has intentado debatir con una mujer? ¡Es como intentar ganar una carrera contra Usain Bolt mientras estás montado en una carretilla! No importa cuán fuerte sea tu argumento, cuánta lógica emplees o cuántos datos aportes; la mujer siempre encontrará una manera de torcer la realidad a su favor. Y cuando llega el punto de rendirse, no hay mejor frase para sellar la victoria femenina que: «Te lo dije».
Pero, ¡alto ahí! No todo está perdido para el género masculino. Aunque pueda parecer que las mujeres siempre tienen razón y los hombres siempre se equivocan, debemos recordar que el humor es el mejor aliado en esta batalla interminable. Después de todo, ¿qué es mejor que reírse de nuestras propias imperfecciones y celebrar nuestras diferencias?
Así que, hombres del mundo, no se desanimen. Celebremos la infalibilidad femenina y abracemos nuestras torpezas con orgullo. Después de todo, en el caos de la convivencia, es el amor y la risa lo que realmente importa. Y recuerden, aunque las mujeres siempre tengan razón, nunca subestimen el poder de un buen chiste para nivelar el terreno de juego.
¡La vida sería tan aburrida si todos estuviéramos de acuerdo!
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