Por Franco Cerutti

Sí, esos peatones que caminan tan despacio por la calle que creen ser los miembros legendarios de la famosa banda británica de rock. No, no estás en un concierto, solo estás intentando llegar al otro lado de la calle sin volverte loco. Pero parece que estos cruzadores callejeros han tomado el concepto de «caminar al ritmo de la vida» muy, pero muy en serio.
Imagínate esta escena: estás esperando en el semáforo, el tiempo corre y tú, con toda la prisa del mundo, estás pensando en lo mucho que tienes que hacer. De repente, ves a estos individuos adentrándose en el paso de cebra, con la mirada perdida y una sonrisa en el rostro, como si estuvieran a punto de subir al escenario del Shea Stadium en 1965. ¡Pero por favor, señores y señoras, esto es solo una calle ordinaria!
Los Slowtles cruzan la calle con tanta serenidad y confianza en sí mismos que podrías pensar que están en medio de una sesión de improvisación musical. Uno de ellos da un paso hacia adelante, luego otro, y luego… espera, ¿se han detenido para saludar a un amigo del otro lado de la calle? Ah, sí, aquí viene el abrazo emocionado y las risas. Bueno, felicidades, pero también hay otros peatones tratando de llegar a tiempo a sus citas. ¿Podrían acelerar el ritmo, por favor?
Incluso si tienes toda la paciencia del mundo, es difícil no sentir una mezcla de asombro y frustración al ver a estos «Beatles» de pacotilla retrasando tu camino. Podrías jurar que el semáforo cambia de rojo a verde unas cuantas veces antes de que finalmente terminen de cruzar. Mientras tanto, tú estás ahí parado, mirando el reloj y preguntándote si sería posible crear una categoría de carrera callejera para aquellos que realmente necesitan llegar a tiempo.
Pero, en lugar de molestarnos, tratemos de encontrar la belleza en la situación. Después de todo, la vida está llena de momentos inesperados y divertidos. Tal vez los Slowtles sean en realidad maestros zen, enseñándonos la importancia de disfrutar el camino, sin importar cuánto tiempo lleve. Tal vez deberíamos unirnos a ellos y empezar a tararear «Hey Jude» mientras cruzamos la calle, creando así nuestra propia sinfonía urbana.
Así que la próxima vez que te encuentres con estos extravagantes cruzadores callejeros, no te enfades ni los juzgues. Simplemente tómate un momento para apreciar su estilo único y su capacidad de disfrutar cada paso de la vida. Quién sabe, tal vez te sorprendas a ti mismo tarareando una melodía mientras esperas pacientemente a que los Slowtles completen su épico cruce callejero. Y recuerda, al final del día, llegar tarde no es el fin del mundo, ¡es solo otra oportunidad para vivir la vida al ritmo de los Beatles!