Por Franco Cerutti

Queridos lectores, hoy me encuentro en un dilema, un enigma que me atormenta cada vez que salgo a la calle y me topo con esos individuos que parecen haberse perdido en un capítulo olvidado de la era de las cavernas. Sí, me refiero a esos hombres que llaman «muñeca» a las mujeres. ¡Oh, qué extraño fenómeno es este! Un comportamiento que parece provenir de un universo paralelo donde los neandertales coexisten con la tecnología moderna.
Imaginen esto: una mujer, con sus logros, inteligencia y personalidad única, se cruza con uno de estos espécimenes y, en lugar de dirigirse a ella con respeto y admiración, la llama «muñeca». Es como si el tiempo se detuviera, como si la evolución hubiera dado un paso atrás y la película se hubiera rebobinado. Estimados caballeros, ¿acaso no han escuchado que llamar «muñeca» a una mujer es como decir «tú eres un ser insignificante con el único propósito de adornar mis días»?
Pero no se preocupen, me dediqué a investigar a fondo este fenómeno, y encontré algunas teorías fascinantes que explican la aparición de esta extraña conducta:
El Hombre Pez: Algunos creen que estos hombres tienen una extraña fijación con los acuarios y que, en su mente, todos los seres vivos deberían tener un nombre adorable como los peces. «Muñeca» simplemente es su forma de expresar que desean tener un ejemplar en una pecera.
El Amante del Teatro: Otra teoría sugiere que estos hombres en realidad son fanáticos de las obras teatrales y sienten que la vida es un gran escenario. Al llamar «muñeca» a una mujer, creen estar cumpliendo con su papel de galán clásico.
El Niño Interior: También hay quienes argumentan que estas almas perdidas nunca superaron su etapa infantil y, en lugar de aprender a comportarse como adultos respetuosos, se aferraron a términos cariñosos que usaban en el pasado para referirse a sus muñecas de juguete.
Cualquiera sea la razón detrás de este peculiar comportamiento, es hora de evolucionar, caballeros. ¡Dejen de llamar «muñeca» a las mujeres! En serio, ¿a qué época piensan que están regresando? ¿Cuál es el siguiente paso, cazar mamuts con lanzas?
A las mujeres no les gustan estos apodos infantiles, y si piensan que eso las impresiona, están más perdidos que un pingüino en el desierto. Aprendan a apreciar a las mujeres por su inteligencia, talento, pasión y fortaleza. Atrás quedaron los tiempos en que eran tratadas como objetos decorativos. Además, ¿han visto alguna vez una muñeca capaz de liderar empresas, escribir libros brillantes o ganar medallas olímpicas? No lo creo.
En lugar de desperdiciar sus habilidades sociales llamando «muñeca» a las mujeres, intenten hacer algo realmente sorprendente, como recordar su cumpleaños, escuchar sus sueños y aspiraciones, o incluso, hagan el esfuerzo de aprender algo nuevo de ellas.
En conclusión, queridos lectores, dejar de llamar «muñeca» a las mujeres es un pequeño paso para la humanidad, pero un gran salto para su reputación como hombres modernos y respetuosos. No queremos vivir en un mundo donde las palabras de los cavernícolas sigan teniendo eco. ¡Evitemos que eso suceda y hagamos de este mundo un lugar más igualitario y lleno de respeto!
Ahora, si me disculpan, tengo que salir a la calle a ver si me topo con algunos especímenes para enseñarles unos cuantos trucos sobre cómo comportarse adecuadamente. ¡Hasta la próxima, caballeros evolucionados!