Por Franco Cerutti

¿Alguna vez has sentido la urgente necesidad de postergar todas tus responsabilidades y sumergirte en un maratón de videos de gatos bailando, artículos sobre «10 datos curiosos sobre las hormigas» o la investigación exhaustiva sobre quién ganaría en una pelea entre un unicornio y un dragón? ¡No estás solo! Bienvenidos al maravilloso y enredado mundo de la procrastinación, donde el lema es «hazlo mañana (o el día después de mañana, o cuando los pingüinos vuelen)».
El Despertar del Procrastinador
Despertar temprano para ser productivo es para los débiles. Los auténticos guerreros de la procrastinación solo despiertan cuando el sol está a punto de ponerse. Las mañanas son para aquellos que aún no han descubierto las delicias de posponer. El despertador suena, y tú, valiente procrastinador, lo silencias con la promesa de levantarte en cinco minutos. Dos horas después, ahí sigues, sumergido en un sueño reparador de excusas.
El Ritual de Preparación
Antes de adentrarte en la tierra de la postergación, es importante llevar a cabo ciertos rituales. Primero, la elección cuidadosa de la ropa: nada dice «voy a conquistar mis tareas» como tu pijama favorita y unas pantuflas desgastadas. Luego, un proceso de preparación mental meticuloso, que generalmente implica 20 minutos de contemplar el infinito, 10 minutos para debatir si realmente necesitas hacer algo y otros 15 minutos de autoafirmaciones del tipo «soy el rey/la reina de mi tiempo».
La Danza de las Tareas
Finalmente, estás listo para abordar tus tareas. Pero espera, ¿no sería genial leer todos los resúmenes de las temporadas anteriores de esa serie antes de escribir ese informe? ¡Claro que sí! Una procrastinación exitosa requiere una danza exquisita entre abrir pestañas de navegación y minimizarlas precipitadamente cuando alguien se acerca a tu espacio vital.
La Inspiración Mágica
La procrastinación es un arte que requiere de inspiración en momentos precisos. Por ejemplo, la chispa creativa para finalmente hacer esa presentación importante puede golpearte en medio de una ducha a las 11:59 PM, como un relámpago de genialidad procrastinatoria. Por supuesto, esto suele ser seguido por una noche de café y desesperación, tratando de convertir esa genialidad en algo tangible.
Las Excusas Épicas
Los maestros de la procrastinación son virtuosos de la creación de excusas. «No estoy en el estado mental adecuado», «La alineación planetaria no es propicia», «Esperaba una señal de las musas» son solo algunas de las joyas que pueden brotar de tu boca mientras intentas justificar por qué no has hecho nada productivo en semanas.
El Ciclo Eterno
La procrastinación es un ciclo continuo. Una vez que finalmente completas una tarea, te sumerges en un mar de autosatisfacción que te lleva a prometerte que la próxima vez no te dejarás atrapar por las garras de la procrastinación. Pero, por supuesto, eso puede esperar hasta mañana.
Entonces, queridos amigos procrastinadores, recuerden que el mundo puede esperar mientras descubren el arte sublime de postergar. Aprovechen este momento para considerar si realmente necesitan hacer sus deberes ahora, o si podrían ganar más contemplando cómo sería la vida si los dinosaurios aún caminaran sobre la Tierra. Después de todo, siempre habrá tiempo… hasta que no lo haya. ¡Feliz procrastinación!