Por Franco Cerutti

Dadme un café y levantaré los párpados… ¿Qué? ¿Acaso hay alguien que necesite café para eso? Yo, por ejemplo, soy capaz de levantar mis párpados sin ninguna ayuda externa. Y eso que tengo una especie de superpoder que me permite dormir en cualquier sitio y en cualquier momento. Sí, soy un verdadero maestro del sueño.

Pero volviendo al tema del café, tengo que reconocer que esta bebida es una de mis favoritas. Y no solo por su sabor, sino también por sus efectos estimulantes. ¿Quién no ha experimentado esa sensación de energía renovada después de tomar un buen café? Es como si de repente te convirtieras en el Superman de la oficina.

Pero, ¿qué pasa cuando te excedes con el café? Ahí es cuando las cosas pueden ponerse un poco… interesantes. Una vez tomé tantas tazas de café que terminé hablando en un idioma que ni yo mismo entendía. Fue como si mi cerebro estuviera en un viaje espacial y mis palabras no pudieran seguirlo.

Pero eso no es nada comparado con lo que le pasó a mi amigo Roberto. Él es un verdadero adicto al café y puede tomar hasta 10 tazas al día. Un día, en una reunión importante en la oficina, Roberto estaba tan nervioso que decidió tomarse una taza de café extra fuerte. El resultado fue una combinación explosiva de energía y nerviosismo que hizo que su presentación fuera una verdadera montaña rusa emocional. Al final, logró convencer a todos de que su idea era genial, pero a costa de terminar en el hospital por una sobredosis de cafeína.

Así que ya sabes, si eres un amante del café, ten cuidado con la cantidad que tomas. Si te pasas, podrías terminar hablando en un idioma extraterrestre o, peor aún, en el hospital. Pero si lo tomas con moderación, podrás disfrutar de sus efectos estimulantes sin sufrir las consecuencias. Y recuerda, dadme un café y levantaré los párpados… pero no me hagas responsables de lo que pueda pasar después.